Una tendencia que parece asentarse actualmente en los medios de comunicación es la de tomar posturas radicales como mecanismo generador de audiencias. Tal es el caso del presentador Bill O'Reilly en Fox News, la escritora Ann Coulter (autora de "Si los demócratas tuvieran cerebro serían republicanos") y muchos locutores de radio dispersos a lo largo de los Estados Unidos. Su estrategia es muy simple, coger un tema de actualidad, tomar una posición radical sobre el mismo y en un tono agresivo criticar a quienes opinan distinto. Diferente a otros programas periodísticos que antaño eran norma general, no se invitan a varias expertos en el tema con posiciones opuestas, que exponían su perspectiva sobre el tema y dejaban en la audiencia las herramientas para decidir que posición tomar; los presentadores o locutores actuales simplemente señalan su posición y la muestran como la correcta.
El punto es que muchos de ellos no lo hacen por una verdadera convicción acerca de lo que piensan, sino como una estrategia de mercadeo que les garantiza una audiencia potencial y obviamente cuantiosos beneficios. Esto lo demuestra el considerable número de televidentes de "O'Reilly factor" en Fox News, el nivel de ventas del libro de Coulter y la audiencia fiel que sigue permitiendo la proliferación de los agresivos locutores de radio que pululan en las emisoras norteamericanas.
La reflexión entonces más allá de si esta estrategia es buena o mala en si misma, es la de establecer si estamos entrando en una era de información segmentada y adecuada a nuestras posturas; sin matices que proporcionen una segunda lectura y que en últimas nos da una visión sesgada sobre un tema. Lo cierto es que como estrategia de ventas y de audiencia ha resultado un éxito, a costa eso si, de una información más abierta y con diferentes perspectivas.
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