Cada año se estrenan cientos de películas. Algunas notables, otras mediocres y generalmente bodríos. Lo cierto es que existe una interacción tal entre el espectador y la película visonada, que esta relación define la manera como una cinta resuena en la sociedad. Se marcan tendencias, se adoptan estilos e incluso el cine es capaz de modificar el lenguaje de las personas. De esta manera, el tiempo es un elemento clave en la manera como la sociedad percibe y acepta una película. Desde películas que son simples modas pasajeras a cintas que son aceptadas en su estreno y continúan siendo significativas para las generaciones venideras. Utilizando este criterio acá va una propuesta de clasificación:
En casos excepcionales, se puede hablar de clásicos instantáneos. Películas que conectan inmediatamente con la gran mayoría de crítica y público. Cintas que de manera atemporal mantienen e incluso mejoran su calidad y aceptación con el paso del tiempo. Cada vez que se observa una película de estas características, se van encontrando nuevas capas de análisis y mensajes que funcionan en varios niveles.
Otras películas captan el Zeitgeist (espíritu de la época) y son éxitosas en el momento en el que son estrenadas, pero el inexorable paso del tiempo es implacable y, al pasar los años, su mensaje es caduco o los valores técnicos llegan a ser risibles. No quiere esto decir que no tengan mérito, pero lo cierto es que pasado el tiempo quizás su impacto en el público fue exagerado o tal vez, no resisten un análisis más riguroso sin que trasluscan sus puntos flojos. Estas serían las películas rimbombantes.
Otra categoría es la de las películas rezagadas. Son aquellas cintas de calidad estimable empero transmiten un mensaje que para el espectador ha pérdido relevancia, y quizás, si se hubieran exhibido unos años antes, hubieran calado en la audiencia y mejorado sustancialmente su recepción. Puede ser porque los actores ya no tienen la misma capacidad de atracción que antes o el director sigue empeñado en repetir las temáticas que le hicieron exitoso en películas anteriores. Lo cierto es que su fracaso no obedece necesariamente a la calidad de la película, tanto como a la disparidad entre el momento de su estreno y el estado de las cosas imperante en la sociedad en ese momento.
Finalmente, están las películas adelantadas a su época. Hay un dicho que expresa que el tiempo pone las cosas en su sitio; creo que esta descripción encaja perfectamente con este tipo de películas. Cuántas veces hemos sido testigos de películas que al momento de estrenarse han sido injustamente maltratadas por la crítica e ignoradas por el público. Sin embargo, al pasar los años su mensaje empieza a permear la conciencia pública y a ser reivindicado por la crítica especializada. Podría asociarse este tipo de películas a la etiqueta de 'películas de culto'. Sin embargo, no necesariamente una película adelantada a su época se convierte en una cinta de culto que despierte fervientes seguidores. Basta con que se reivindique su mensaje y se revalúen sus merecimientos.
El tiempo es en definitva el parámetro que determina el aporte que tendrá una película en la sociedad. Es un juez paciente pero certero; afinado pero no absoluto. Probablemente nunca habrá consenso en cuanto a la calidad de una película, incluso si pasan decenas de años. Sin embargo, aquellas cintas que logran sobresalir con el paso del tiempo, las que logran que su mensaje resuene en las diferentes culturas, son las que influyen realmente en el devenir social y contribuyen significativamente al séptimo arte.
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